HONDA CB 750 FOUR SUPERSPORT “REPSOL”
Retroceder es estropear algo que ya estaba bien,
evolucionar es perfeccionar algo que ya de por si era bueno.
evolucionar es perfeccionar algo que ya de por si era bueno.
Va decirlo… seguro que pensáis que es una Four de algún loco inglés, alemán o americano. Paraísos donde las motos transformadas surgen cada día como setas en octubre. Sitios donde llevan años cafeteando motos, sea cual sea su procedencia, marca o edad. Pues no… Esta Four ronda por las carreteras de Barcelona. Puro producto nacional. Y eso hay que potenciarlo a toda costa. Rubén, mas conocido como Gasmask en el foro STREETFIGHTERSPAIN es un motero de esos de parches en la chaqueta y un experto transformador de sus maquinas. Siempre ha buscado un toque personal mezclando estilos para que nunca le pasase eso tan feo de llegar a algún bar a almorzar en algún punto de la geografía europea y tener al lado 15 motos iguales a la que uno lleva, con la triste diferencia solo de la tirita de las llantas, una pena. Su primera moto fue una Sanglas que acabó chopper, después vino una V-Max que acabó muy Fighter, máscara, pintura etc.…. Más tarde llego a sus manos una CBR del 92 que se convirtió en la mítica y vista en mil concentraciones, HIROSHIMA. Algunos la recordareis por su toque RAT post-nuclear con una máscara de gas en el frontal a modo de foco y un colín al más puro estilo fighter alemán.
Hasta que llegamos al día de hoy. Esta CB llego a sus manos con la idea de volver al chopper, quería un rígido… Pero después de mirar chasis, homologaciones imposibles y papeles, cambio de idea. Tal vez era un crimen hacer un chopper con una Four Supersport, tal vez no… pero el camino doblo por la esquina de las carreras, de las motos con sabor.
En su poder tenía un carenado Rickman original que vino con la moto. Miro la CB hecha “mierda” que acababa de comprar en Inglaterra, miro el carenado y su cabeza empezó a maquinar. Estaba más claro que el agua. Una CB Four SuperSport’76, con unos Scheibel 4 en 1 de la época, con un motor potente y ese carenado que pedía a gritos una moto donde colocarse para lucir como hacía años que no hacía. Decidido, vamos a ello.
PROCESO
La moto sufrió el típico desmontaje necesario para empezar de cero y que el resultado sea totalmente personal. Motor fuera, repaso interno y cromado de tapa de balancines y laterales. El chasis se quedo en rojo, recordando algunas motos de serie de la época en las que pintaban el chasis rojo para denotar que estas eran de altas prestaciones. A todo esto Rubén pensaba y pensaba en la decoración hasta que encontró la que le pareció perfecta, Repsol, pero Repsol classic. Blanco con bandas en azul y rojo. Dicho y hecho. El mismo pinto toda la moto al completo, un trabajo fino como se merecía esta preciosidad y que como podéis comprobar el resultado es inmejorable. Este modelo, el SS, salía con un solo disco delantero, uno trasero y un 4 en 1. No como las básicas que salían con los típicos 4 escapes y con tambor trasero. La única pinza delantera estaba colocada delante de la botella izquierda. A la basura. Se le monto una bomba radial de GSXR 1000 y dos pinzas de una Bandit. Para adaptarlas se tuvieron que soldar dos pletinas en las barras hasta llegar a la buena posición. Los discos son de CB perforados. Latiguillos metálicos con funda azul a juego con la pintura y las pinzas.
Las barras mejoraron su rendimiento con unos muelles progresivos, unos tacos de nylon para aumentar su dureza y un amortiguador de dirección de GSXR. Por su estilo y porque con el carenado no cabía, se tuvo que prescindir del manillar, este se substituyo por unos semi manillares de Gilera DNA y en sus puntas los retrovisores más pequeños que se encontraron. Se conservaron los relojes y testigos originales, cambiando las esferas por unas de fondo blanco “joe bar team”. El 4 en 1 traía de serie un silencioso más largo que una meada cuesta abajo y Rubén, amigo de la radial y de las motos con sonido, lo recorto por la mitad y fabrico un tapón artesanal en inox al más puro estilo “supertrapp”. Los amortiguadores traseros son unos NICETECT que además de funcionar bien, tienen un corte clásico con la típica botella de gas. A todo esto ya tenía todas las piezas pintadas, deposito, tapas laterales y carenado. El asiento original se mando a Mallorca de una patada en primera clase y después de buscar y buscar encontró una réplica de los Giuliari italianos fabricado por Clasic Cycle City (Alemania), perfecto, le quedaría niquelado. Un poco de burbuja trasera acolchada con el 750four en oro. El piloto trasero es de un Pontiac de 1950 (!), intermitentes custom y el guardabarros trasero es de un modelo CB (K) modificado y adaptado. Los carburadores se pintaron en negro con las cubas y las tapas superiores en dorado. También en dorado las llantas, estriberas Yoshimura, estrellas de colectores, la pata de arranque y las tapas de registro de las valvulas. Los filtros de aire son independientes, para dejar respirar el tetra a todo trapo. El basculante es el de serie pero si os fijáis lleva un refuerzo inferior, gracias a FrancRR de M.B.Fighters que soldó el entramado de tubos, las pletinas de las pinzas y la pata de cabra que se tuvo que realojar. Este reportaje es un poco atípico… si os dais cuenta esta Four cambia según la foto donde la miréis… en la sesión salieron fotos con carenado, foco y guardabarros trasero. Sin foco, con tapa para circuito y sin guardabarros trasero. Y hasta sin carenado y con foco. La moto se puede transformar después de transformarla, el colmo del los colmos. Depende del día Rubén pone el carenado, por si llueve o porque simplemente tiene ganas de lucirlo. ¿Qué hace calor? Pues carenado fuera. ¿Qué nos vamos al circuito? Pues carenado ON, foco fuera y guardabarros trasero fuera. La verdad y como dice su propietario… A mi esta moto me gusta de todas las maneras, y tantas Rubén... En dos horas la moto cambió tres o cuatro veces. Unas allen y una carraca y listo, ya tenemos otra moto diferente.
CONCLUSION
No tenemos que olvidar lo que es esta máquina, es una moto antigua que no puede disimular sus 280 kilos con depósito lleno en orden de marcha. Tuve el placer de darme una vuelta y si, se notan los kilos y los años como no. Pero hay algo que no cambia, es una “maldita” Honda. Fina como una 2002. Las estriberas retrasadas al límite te dejan en una posición que hoy en día no es muy usual. La gente se te queda mirando pensando si están en 2010 o en 1979. Y los motards que ya cuentan con sus 50 o 60 años a sus espaldas directamente te paran y te preguntan con cara de asombro “¿eso es una four no? Sí señor, es una four, tal vez la four mas racing que hayas visto fuera de un circuito en España. Olvidémonos del café racer, esto no es una Bonneville con semis o una Ducati GT Paul Smart 2008. Es una Honda Old Racing. Con pintura de guerra, con ganas de ir al circuito, no a fundirse ninguna R1 por velocidad, claro. Sino a derrotarla por arte, por concepto y por cultura. Ojala se vieran mas como ella por las calles y es por eso que esta belleza es tan especial. Porque es una obra de arte hecha en casa poco a poco y con mimo. Donde cada pieza ha sido repasada, adaptada, pintada, cromada o mejorada. Felicidades.
Texto y fotos: xavimasnou
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